lunes, 22 de junio de 2015

Biblioteca clandestina en Mauthausen

La historia detrás de una biblioteca clandestina española en el campo de exterminio nazi de Mauthausen

María Lillo. Para BBC Mundo, España – 20 de junio de 2015

(A veces, ha ocurrido y ocurre que, en los peores momentos individuales o colectivos, surge un rayo de luz, una idea sencilla que mitiga el dolor y devuelve la esperanza. A veces, cuando un grupo de “seres inhumanos”, auténticos cafres, quieren deshumanizar a cientos, a miles de personas, maltratándolas hasta extremos difícilmente imaginables, surge alguien o un grupo, que abren una rendija para iluminar la oscuridad y devolver a los humillados las ganas de vivir. Los libros han jugado ese papel en más de una ocasión a lo largo de la historia y aquí nos narran un ejemplo...)

(...)
"Mi padre siempre decía que leer te hace libre", le cuenta a BBC Mundo Llibert Tarragó, hijo del promotor de la biblioteca. Lleva años indagando sobre la historia de su padre Joan, un militante del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), de ideología comunista, que luchó en el bando republicano durante la guerra civil española. (...)

Llegan los libros

A comienzos de 1943, empezaron a llegar franceses, italianos y rusos deportados de la resistencia a la ocupación nazi en sus países, narra Tarragó. Nada más llegar al campo, les quitaban todas sus pertenencias. Lo que era de valor se lo quedaban y lo que no les interesaba, lo incineraban.
Cuando los españoles que trabajaban en el almacén le dijeron a Joan Tarragó que había libros entre los enseres que acaban en la hoguera, le propuso a la cúpula de la resistencia rescatarlos y formar una pequeña biblioteca.
Así, Tarragó junto a un compañero, de apellido Picot y capaz de arreglar los libros que llegaban en mal estado, comenzó a reunir volúmenes y a esconderlos en un armario del barracón número 13. (...)

La pequeña biblioteca clandestina fue creciendo. Recopilaron alrededor de 200 obras de autores como Émile Zola, Víctor Hugo o Fiódor Dostoievski. Pero la que más éxito cosechó entre los presos, cuenta Tarragó, fue "La madre", de Maksim Gorki.
Un sobreviviente francés, de Córcega, le confesó a Llibert Tarragó que leer "La Cartuja de Parma" de Stendhal en Mauthausen había sido "un salvavidas". (...)

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